Para Forastero Fernández, la música requiere de trabajo pesado. Como supervisar y trabajar en la instalación de un container en un terreno de Quinta Normal, donde espera armar una sala de operaciones: una base desde donde concentrar las labores de sus muchos proyectos y producciones, además de habilitarlo como sala de ensayo y un espacio de creación comunitaria. Algo así como devolver la mano al territorio donde se crió, donde aprendió sobre tocar cumbia con su vecino Hirohito y tanto sobre arte y cultura chilena en el muy activo barrio El Polígono de Quinta Normal.
Desde allí, Forastero Fernández (Jorge Fernández, XX) prepara lo que será su debut en el festival Rockódromo de Valparaíso, que se desarrollará en febrero de 2019. Fernández clasificó al certamen porteño -el más importante de rock y música popular en la región, con 14 ediciones previas- tras participar en el ciclo de formación Escuelas de Rock Maipú, realizado por el programa Escuelas de Rock y Música Popular desde Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, durante junio en esa comuna de la Región Metropolitana.
Forastero Fernández cuenta que entró al ciclo con ganas de hacer contactos y meter fuelle a sus producciones musicales. Actualmente, Fernández órbita en varios frentes: junto a la agrupación Jazzantiago, con su banda La Rumba Flow, a bordo del grupo Club de Tobi. Ahora, sin embargo, Rockódromo será la plataforma masiva desde donde proyectar su banda solista, bajo el rótulo de Forastero Fernández Banda. “Es similar a lo que presenté en Escuelas: full banda y una mezcla de sonidos callejeros con el jazz, e hip hop y el swing. Con esta banda soy mucho más yo, cuento lo que pienso. Una sola banda no me da para todas las composiciones que tengo, porque lo que me gusta a mí es crear y cambiar repertorios”, explica el músico.
A la Forastero Fernández Banda hay que rastrearla desde hace unos ocho años atrás. Fernández armó el germen de ese formato poco tiempo antes de ganar un cupo en el ciclo Escena Viva de Radio Usach. “Así que fuimos con una banda y lo que hacía con Jazzantiago. Y fue una explosión”, recuerda. Ese registro le abrió camino a festivales en Maipú, al Santiago OFF y otras citas como abrir para Ana Tijoux en el festival 2KJ de Maipú, frente a 15 mil personas. Así, en esa ruta, se fue cuajando una nueva banda: la Rumba Flow. Y hay que sumar más: por algún tiempo, Forastero Fernández tocó acordeón en la banda Sepa Moya y tras abandonar ese combo, junto a otros compañeros armó Club de Tobi.
Una ruta con muchos caminos, que de todas formas, tiene a Forastero Fernández arrimado a espacios relevantes de difusión. Con la Rumba Flow tocó en el Parque O’Higgins, para el cierre de Fonda Oficial, “en lo que ha sido mi show más masivo de todos”, cuenta. Y otro hito, a principios de 2018, cuando compartió escenario en el Centro Cultural Chimkowe junto a Los Jaivas. De eso quedó un registro que Fernández ya exhibe en sus redes sociales, mientras alista el lanzamiento para su más reciente clip, dedicado a su canción “Primavera”.
“Es que a mí me gusta sacar, sacar, sacar, sacar material y difundirlo rápido”, ríe Forastero Fernández, al tiempo que retoma el trabajo sobre el container en el Polígono de Quinta Normal y prepara su debut en Rockódromo 2019.
Concepción siempre ha sido una fuente destacada en la proyección de bandas y músicos nacionales. Un semillero abultado que no para: tras un nuevo ciclo de formación realizado por Escuelas de Rock y Música Popular en la capital del Biobío durante este año, nuevos nombres confirman esa reputación de cuna creativa para el rock.
“Igual, el círculo musical aquí en Concepción no es tan grande”, comenta al teléfono Cristopher Arriola, músico de la banda FrioLento. En ningún caso es una queja: fue precisamente la cercanía de esos círculos la responsable del primer acercamiento que permitió fundar FrioLento. Provenientes de agrupaciones amigas y o de trabajos vinculados, el acuerdo fue uno solo, según recuerda Arriola: “queríamos partir de cero haciendo todo profesional, desde el primer ensayo”.
Casi dos meses después, el trío conformado por Cris Alejandro, Zebart Arias y Chris Arriola ingresaba a las filas de la flamante escena de nuevo pop penquista, con un primer EP homónimo y el sencillo “Un gusto”, donde comparten créditos con el invitado Cantáreman. Así se presentan en sociedad en marzo de 2018, con un cuidado primer videoclip: “A Cantáreman Cris lo conoció durante unos talleres en Balmaceda Arte Joven. Él tenía la idea de que la canción tuviese otra voz y con más trayectoria. Pensamos en él y no perdíamos nada preguntando. Y todo muy buena onda, nos ayudó de inmediato”.
Tras ello, viene el primer EP, el homónimo "FrioLento", disponible en plataformas de streaming. En paralelo, Friolento acumula apariciones en la escena penquista, una donde tienen mucho en común con pares y compañeros. “Nos sentimos parte”, comenta Arriola, “y pasa porque somos muchas bandas amigas. Hacemos eventos juntos con los Adolescentes sin Edad, con Mantarraya, con varias bandas más, en lo que se ha llamado la ‘nueva escena del pop penquista’, lo que para nosotros se da bien natural, la verdad”.
Con esas armas, Friolento participó de la convocatoria 2018 de Escuelas de Rock y Música Popular Región del Biobío. Al finalizar ese ciclo, fueron seleccionados como los representantes regionales para tocar en el festival Rockódromo 2019, el cual organiza el mismo programa Escuelas de Rock y Música Popular. En el intertanto, el grupo penquista alista la aparición de un nuevo single y una remezcla –“será una sorpresa”, adelanta Arriola- y para seguir con las alianzas locales, una novedad: Friolento sumó a sus filas a Nadrán, solista y también participante del ciclo Escuelas de Rock y Música Popular Región del Biobío, que en adelante oficiará como cuarto integrante de la banda.
Nunca lo buscaron, afirman, pero si hay una etiqueta para reseñar lo que hace la banda As de Oros, esa es la del “rock patagón”. Una categoría que agrupa a pesos pesados del rock nacional surgidos desde la Patagonia nacional, como Hielo Negro o Camino de Tierra. As de Oros se inserta en esa tradición: hay rock, hay ruido, hay peso; pero también un camino propio: el grupo lo integran sólo dos músicos, Ariel Reyes en batería y Carlos Díaz en guitarra y voz, y su sonido transita desde el blues al rock de garaje. Estridentes, eléctricos y directos: así se elevan las canciones de As de Oros desde Punta Arenas.
As de Oros participó del ciclo formativo realizado por Escuelas de Rock en la Región de Magallanes en sus dos ediciones. En 2017, sacaron pasajes para tocar en el festival Marea Rock de Valdivia; mientras que en 2018, quedaron seleccionados para participar del festival Rockódromo que se realizará en febrero de 2019 en la ciudad de Valparaíso.
Reyes y Díaz se juntaron cuando compartían militancia en la agrupación magallánica Volantín de Acuarela. “Quisimos dar un paso al lado. Carlos es más tirado al rock, yo más al folk nacional. Hubo una fusión y empezamos a descubrir este camino del rock patagón, con bandas como Icarus Gasoline, Camino de Tierra, Hielo Negro”, comenta Reyes, el dueño de las percusiones en el dúo magallánico. “Es quizás el clima, el frío, el territorio, estas raíces chilotas que ya vienen de lejos. De ahí sale ese concentrado de rock sureño y austral, que está presente no sólo en el stoner, sino en el punk, en el rock, en el blues: todo tiene ese color de frío”, dice.
Tras tomar su camino propio, As de Oros publicó en 2015 su primer largaduración, “El negro, el blanco y el diablo”, y en 2017 vino su segundo disco, “Bluescifer”. La banda ha girado por Argentina, Uruguay y el resto del territorio nacional, con un formato en vivo –el mismo que traerán a Rockódromo 2019- que suma a dos músicos sobre el escenario, en bajo y harmónica.
Solución Violeta es una banda de Valparaíso, parte de la hornada de agrupaciones que fueron seleccionadas durante el año 2017 para tocar en los festivales de Escuelas de Rock. Solución Violeta obtuvo el premio mayor y se presentó en el festival Rockódromo 2018. Era, según cuenta el músico Kevin Lloyd, la primera vez que Solución Violeta subía a un escenario de esa magnitud.
Pero la historia no terminó allí. Desde las canchas del Parque Alejo Barrios, la banda saltó hasta el Parque OHiggins de Santiago, para presentarse en la edición 2017 de Lollapalooza Chile. Después de esa presentación, que terminó siendo el debut de Solución Violeta en la Región Metropolitana- el grupo entró en una nueva dinámica, con varias presentaciones en Santiago y la Región de Valparaíso, varias de ellas en conjunto con otras bandas de la zona (No Bailo, Técnicas Manuales y Celibatos) con quienes se han presentado bajo la carta de presentación de "Pop de puerto".
Solución Violeta hace pop de guitarras: canciones amables, envueltas en texturas psicodélicas y exploraciones sónicas. El grupo irrumpe en la escena nacional con el álbum "Casa Yori" como carta de presentación. El disco fue facturado por el vocalista y guitarrista Kevin Lloyd, Juan Taibo también en voces y guitarra y Eduardo Gómez en el bajo eléctrico. Para tocarlo en vivo, reclutaron a Sebastián Salgado al teclado y a Maximiliano Valdés en la batería. En enero de 2017 cae su primera tocata.
Hoy, Solución Violeta cuenta los días para la publicación del videoclip para la canción El club de las cabezas blancas, con el cual, cuentan, cerrarán el ciclo de Casa Yori y entran en una nueva etapa.